José Martí

En La Habana, Cuba, nació el 28 de enero de 1853, José Julián Martí Pérez, hijo de Mariano Martí Navarro, soldado español retirado, natural de Valencia y de Leonor Pérez cabrera, de Tenerife, Islas Canarias. Cuba era en ese entonces una provincia española, era todavía parte del imperio español. Incluso, un año después del nacimiento de José, Don Mariano, enfermo, convertido en vigilante y sin empleo fijo, tomó la decisión de volver a España con la familia, pero al no encontrar un mejor futuro, regresó a Cuba. José Julián tenía seis años.

Se sabe que fue precoz e inteligente, que desde su adolescencia le impresionó el maltrato de los “criollos” por las autoridades españolas, que era abierto y franco con sus opiniones, que trabajó en los periódicos radicales “El diablo cojuelo” y “La patria libre”; por sus primeros escritos y posiciones, es apresado en enero de 1869 a los dieciséis años por sus ideas en pro de la independencia de Cuba. Condenado a seis años de prisión, pasa un año en la cárcel pero es deportado a España en 1871.

En Madrid al llegar publica el folleto “El presidio político en Cuba”, una denuncia contra el manejo de las autoridades españolas del problema cubano. Se hace bachiller y luego se matricula en la Facultad de Derecho de Madrid, licenciándose en Derecho y un año más tarde en Filosofía y Letras en la Universidad de Zaragoza. Publica el libro “La república española ante la revolución cubana”, el drama “Adúltera” y la obra de teatro “Amor con amor se paga”. Comienza a rondar por el mundo cultural español, se enamora de actrices y bailarinas, escribe poemas de amor, participa en reuniones políticas.

Decide regresar a América y con pasaporte falso pasa a Francia, conoce a Víctor Hugo, y se instala en México y trabaja como escritor en la “Revista Universal”. Visita Guatemala donde da clases en la universidad, pasa a Venezuela, luego a Honduras, El Salvador, da conferencias y sus poemas y artículos le van siguiendo en su peregrinaje.

Su vida personal es triste e igualmente peregrina. Vivió muchos años lejos de su esposa, Carmen Zayas Bazán y su hijo José. Pero en 1890, cuando Carmen visitó Nueva York, la pareja se separó. Ya desde 1880 Martí vivía una apasionada relación con Carmen Mantilla, casada, con hijos; a la hija de Carmen, María, fueron dedicados varios poemas de sus “Versos Sencillos”. En el catálogo tenemos varias versiones de los “Versos Sencillos”.

Quería ser un hombre bueno, sencillo, escribía:

“Yo quiero salir del mundo
por la puerta natural:
en un carro de hojas verdes
a morir me han de llevar.
No me pongan en lo oscuro
a morir como un traidor:
yo soy bueno, y como bueno
moriré de cara al sol.”

La llamada “Paz del Zanjón”, que puso fin a la guerra de los diez años, le permitió volver a La Habana, y trabajar como abogado. Pero en septiembre de 1879 es detenido y es deportado de nuevo a España, de donde regresa casi de inmediato a Nueva York y desde donde comienza en forma su actividad política y libertaria por Cuba: “ Dos patrias tengo yo, Cuba y la noche…”.

Nunca se sintió acogido por los Estados Unidos, ese “monstruo revuelto y brutal que nos desprecia”. Pero en ese país fundó el periódico “Patria”, la revista para niños “La edad de oro” y creó el “Partido Revolucionario Cubano”. Creyó que podía planear la libertad de Cuba desde los Estados Unidos y trató de formar expediciones libertarias. En el segundo intento, en lo que para algunos fue un suicidio por la causa, la culminación apasionada de un sueño o la muestra más clara y fulminante de su patriotismo, Martí cabalgó desafiante contra las tropas españolas en Dos Ríos, y murió como héroe ese diecinueve de mayo de 1895.

Sus obras más representativas fueron “Ismaelillo” (1882), “Versos Sencillos” (1891), y “Versos Libres”, publicados luego de su muerte (1913). Sus escritos aparecieron en tantos periódicos y tantas revistas del continente que se puede decir que influenció periodistas y escritores de toda América. Veneró los libertadores de América y les rindió siempre tributo, como en su poema “Sueño con claustros de mármol”:

“Sueño con claustros de mármol
donde en silencio divino
los héroes, de pie, reposan;
¡De noche, a la luz del alma,
hablo con ellos: de noche!
están en fila: paseo
entre las filas: las manos
de piedra les beso: abren
los ojos de piedra: mueven
los labios de piedra: tiemblan
las barbas de piedra: empuñan
la espada de piedra: lloran:
¡Viva la espada en la vaina!
mudo, les beso la mano”.

Muchos compositores usan diversos párrafos de los “Versos Sencillos” para hacer sus canciones. Incluso, fue alrededor de 1958 que el maestro cubano – español de nacimiento – Julián Orbón ajustó los “Versos Sencillos” de Martí a la melodía de la famosa “Guantanamera”, compuesta en 1930 por Joseíto Fernández. Se encuentran por esto muchas versiones de la “Guantanamera”, con o sin los versos sencillos de Marti.

En Enlaces les presentamos la versión de Celia Cruz, la versión de los Sandpipers con Pete Seeger que hizo famosa esta canción en Estados Unidos y el resto del mundo y una versión de El Consorcio, grupo musical español donde cantan los integrantes del recordado grupo Mocedades.

En Enlaces encontrarán de “Versos Sencillos”: una versión de Los Folkloristas de México, otra de Nacha Guevara, musicalización de Alberto Favero y otra de Pablo Milanés titulada “Yo soy un hombre sincero”. Además encontrarán de Amaury Perez, “Magdalena” y de Pedro Luis Ferrer una versión muy española de “Arpa Soy”.

Biografía escrita por hugo cuevas-mohr