

Antonio Machado
“Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero“.
(Retrato)
Antonio nació en Sevilla el 26 de Julio de 1875, en la planta baja del conocido Palacio de las Dueñas, propiedad de la casa de Alba, que compartían con otros inquilinos. Su padre, fue uno de los primeros folcloristas españoles, Don Antonio Machado Álvarez,“Demófilo”(1846-1893), una inspiración para Antonio y su hermano Manuel, nacido un año antes. Su madre, Ana Ruiz y Hernández era sobrina de Agustín Durán, miembro de la Real Academia Española y autor de una gran compilación de romances españoles. En esta familia de intelectuales progresistas, Antonio fue educado y desarrollando su pasión por las letras.
“Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno”.
(Retrato)
En 1883, a sus 10 años, la familia Machado se traslada a Madrid pues el abuelo, Antonio Machado y Núñez había sido nombrado profesor de la Universidad Central y Antonio entra a la Institución Libre de Enseñanza, fundada por Francisco Giner de los Ríos, amigo personal delpadre, colegio que desempeña un papel fundamental en su vida por la formación ética y la especial sensibilidad de la institución hacia la formación del espíritu, el respeto al trabajo, la austeridad, los ideales reformistas y patrióticos, rechazo a los dogmatismos, el sentido del diálogo y la igualdad entre los hombres, valores que lo acompañarán toda su vida..
Antonio y su hermano Manuel se aficionan al teatro y allí conocen a sus dos amigos con los cuales entablarán una amistad de toda la vida: Ricardo Calvo, hijo del actor Rafael Calvo y Antonio Zayas. Actúan en papeles menores, frecuentan las tertulias de los poetas Enrique Paradas, y del lingüista Eduardo Benot . En 1893 Antonio publica sus primeros poemas, año en que muere su padre (quien se había marchado a Puerto Rico para sostener a su familia y donde contrae tuberculosis). Luego, en 1895 muere su abuelo y la situación económica se agrava, hasta el punto que Antonio debe trabajar para ayudar a la familia y se gradúa de bachillerato a los 25 años. Tres años más tarde, regresa con su hermano Manuel a su ciudad de infancia, Sevilla y el encuentro con sus recuerdos le inspiran y escribe los poemas de su libro “Soledades” de donde sale este poema, “Retrato”, libro publicado en 1903 y que lo haría conocido y respetado por el entorno intelectual del momento.
“Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada”.
Con su hermano viaja a París, trabajan como traductores en una editorial y conocen a Rubén Darío, a Juan Ramón Jiménez y a su regreso a Madrid se acercan a la corriente intelectual que lideraban Valle-Inclán, Unamuno, Azorín. Colabora en la revista modernista “Helios”, dirigida por Juan Ramón Jiménez, y en otras como “Alma Española”, “La Revista Ibérica”, “El País” y “La República de las Letras”. Desarrolla Antonio su particular visión de la búsqueda de sí mismo en el tiempo, en el amor, en la muerte, en el sueño, en un Dios soñado “entre la niebla” con los elementos del agua que corre, los caminos, las estaciones que pasan.
Antonio decide sacar su certificación en lengua francesa para poder enseñar y ganarse la vida. Lo consigue en 1907 y le asignan una cátedra en Soria, un pueblo sobre el Río Duero, donde conoce en la pensión donde vive a Leonor Izquierdo Cuevas, de 13 años, con la cual se casa dos años más tarde, en 1909. Vive quizás los años más felices de su vida, hasta que la muerte se le lleva a su esposa, en 1912.
En una carta a su amigo Pedro Chico, que habitó en la misma pensión en Soria, Antonio le escribe:
“Si la felicidad es algo posible y real
-lo que a veces pienso-
yo la identificaría mentalmente
con los años de mi vida en Soria
y con el amor de mi mujer,
cuyo recuerdo constituye
el fondo más sólido de mi espíritu”.
Su poema “Al Olmo Seco” escrito mientras cuida a su esposa en el lecho de muerte – como otros poemas de esta época – nos muestran un deseo profundo de esperanza; el poema termina con el verso: “Mi corazón espera también, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera.”
En el catálogo está la versión de Juan Manuel Serrat.
Adolorido, Antonio se marcha de Soria – jurando jamás volver – a Baeza (Andalucía). Su poesía ahora se adentra el alma, en el cuestionar la muerte y sus designios y re-edita “Campos de Castilla”, adicionando nuevos poemas. Edita también “Nuevas Canciones”. En Baeza trabaja y estudia. Se licencia en Filosofía y Letras, estudia griego para leer a los clásicos; en Baeza lo recordarán siempre como un hombre solo, humilde y meditativo.
En “Proverbios y Cantares”, una sección de su libro “Campos de Castilla”, Antonio tiene versos que, casi por si solos, lo llevaron a la inmortalidad:
“No extrañéis, dulces amigos, que esté mi frente arrugada:
yo vivo en paz con los hombres y en guerra con mis entrañas.”
Del poema que volverían popular Juan Manuel Serrat, que pueden oir en el catálogo. Alberto Cortez usa estas letras en su Suite Machado, que puedes igualmente oir aquí.
“Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar”.
De 1919 a 1931 Antonio enseña francés en Segovia y en los fines de semana se encuentra con su hermano Manuel, quien vive en Madrid, y juntos estrenan varias obras de teatro que los vuelven muy populares. Conoce a la poeta Pilar Valderrama, mujer casada con tres hijos, con la cual Antonio tiene un largo romance y que aparece en sus poemas con el apodo de Guiomar. Vive un amor escondido, apasionado, hasta el punto que solo en 1950, años después de su muerte, se logró identificar a su musa, al publicarse unas cartas donde alude Antonio a la poesía de Pilar.
“Converso con el hombre que siempre va conmigo
-quien habla solo espera hablar a Dios un día-;
mi soliloquio es plática con este buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debeisme cuanto he escrito”.
Serrat lleva estos versos a su versión musicalizada en Retrato, quizás uno de los mejores autoretratos de un poeta.
Antonio regresa de nuevo a Madrid, donde escribe artículos en diarios progresistas de la época, liderando movimientos intelectuales por una España socialista, escribiendo bajo el seudónimo de : Juan de Mairena. Conoce a los poetas de la Generación del 27, que lo ven como un maestro, en espacial Rafael Alberti y León Felipe. Los sorprende en 1936, la guerra civil española y la separación de su hermano – quien queda atrapado en territorio nacionalista y de Pilar, quien había viajado a Portugal.
Cuando la caída de Madrid se hace inminente y los bombardeos llegan a las calles de la capital española, es Alberti quien lo convence de partir, con la noticia del asesinato de Federico García Lorca.
Alberti recordaba: “en medio del silencio que dejaba de vez en cuando el feroz duelo de artillería, un hombre extraordinario, aún más viejo de lo que era y erguido hasta donde su vencimiento físico se lo permitía, con sencillas palabras de temblor, agradecía, en nombre de todos, a aquellos nobles soldados [del 5º Regimiento], que así preciaban la vida de sus intelectuales, repitiendo razones de fe, de confianza en el pueblo de España […]
Enfermo, acongojado, huye con su madre a Valencia, luego a Barcelona, huyendo de las tropas de Franco que se van apoderando paso a paso del sueño de un nuevo país. En Valencia escribiría: “En España lo mejor es el pueblo. Por eso la heroica y abnegada defensa de Madrid, que ha asombrado al mundo, a mí me conmueve, pero no me sorprende. Siempre ha sido lo mismo. En los trances duros, los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre”.
La guerra sigue y en Enero de 1939 cae Barcelona y Antonio y su madre – ayudados por amigos – junto a miles de españoles republicanos, liberales, intelectuales, se marchan hacia la frontera francesa. Cruzan la frontera a pie, bajo la lluvia, en una larga procesión de dolor y desesperanza. Antonio pierde la maleta en la que iban sus únicas pertenencias, sus últimos escritos.
“Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar”.
Tras pasar la frontera el 28 de enero, pasan la primera noche en un vagón vacío de ferrocarril. Se trasladan al día siguiente al pueblecito pesquero de Collioure donde Antonio fallece unas semanas más tarde, el 22 de Febrero de 1939 y es enterrado en Collioure. Su madre no resiste y muere cuatro días después.
En el catálogo encontrarán el poema “Retrato” de donde salen los versos insertados en esta biografía, en la versión musicalizada por Joan Manuel Serrat y en la versión de Alberto Cortez. Por Serrat encontrarán también: “La Saeta y Parábola” – en este último Serrat usa dos poemas de “Campos De Castilla”-. Encontrarán además “Las Moscas” y una versión flamenca de Canciones a Guiomar por Calixto Sánches y un lindo poema de amor, “El Inventario Galante” en versión de Paco Ibañez.
Biografía escrita por hugo cuevas-mohr