quiero pinceles

tengo una amiga
que llegó a mi vida
por casualidad,
tras de ella fueron llegando
tres caritas

seis manos
que apenas caben
entre mis brazos.

dejó su isla natal
porque otros así lo decidieron,
se llevó el son y los balcones,
el acento y los temores,
dejó luego el norte
porque el amor se lo pidió
y tiene abrazada esta tierra
por el calor de las voces,
el azul de las montañas,
el valle del verde verde
y tres sonrisas sobre su almohada.

sufre con la vida
y la vida sufre con ella,
mira por la ventana
y el mañana no llega pronto,
ni llega la casa
con su balcón de flores
y árboles en el jardín,
ni llega el trabajo
que salude al sol en la mañana
y titile sin prisa en la noche.

se asoma a la ventana
y mira la gente pasar
quiero un hombre son manos claras,
quiero lienzos de colores,
quiero pinceles, arco iris,
quiero música, tambores,
quiero danzas, arreboles,
quiero amores…

tengo una amiga
con dedos tan tiernos
<text-indent:20pt’>que puede sostener
una gota de rocío
sin resbalar,
con manos tan suaves

que puede proteger
una caricia leve

sin dejarla escapar,
con un regazo tan dulce
que mi niña encuentra en él
toda la paz que su sueño necesita,
con un corazón tan vulnerable
que se abre, se cierra,

se pierde, se limita,
con una cabeza tan dura
que las ideas huyen de prisa
y los curiosos no se acercan
por miedo a la desdicha.

tengo una amiga
que camina descalza
entre mis páginas
y deja sus huellas húmedas
por toda la casa.

cali, noviembre de 1988